La mayoritaria custodia que se otorga es la monoparental: solo un progenitor se queda con el hijo. Se trata, por lo tanto, como un "bien" más a repartir entre los progenitores. Debido al contexto social en el que vivimos, a nadie escandaliza que casi siempre sea la madre la ganadora (porque poder vivir con tu hijo es claramente un premio de increíble valor) de tal custodia.
Sin embargo, sorprende que las principales corrientes feministas actuales (o como lo llamo: hembrismo, para no molestar a quienes luchan por la igualdad de verdad y se autodenominan feministas), en vez de luchar contra este canon que les impone el supuesto patriarcado ("eres mujer, así que tienes obligación de cuidar al hijo")... ¡lo defienden! ¿Por qué lo hacen?
Muy fácil:
- Quien tiene la guarda y custodia del menor o menores suele quedarse con el hogar familiar.
- Quien tiene la guarda y custodia suele recibir pensión alimenticia.
- Quien tiene la guarda y custodia pasa casi todo el tiempo con los menores y puede manipularlos.
¿Se ve bien claro por qué consideran a la Custodia Compartida como "violencia de género"? Porque pierden el chollo de tener la casa pagada entre los dos, solo para uno; y de no tener que pagar los gastos de los menores.
En cambio, quienes luchan por la Custodia Compartida (¡hay hombres y mujeres!) no lo hacen por una casa, lo hacen porque quieren seguir estando con sus hijos, poder seguir educándolos, verlos crecer; sin quitarles a los menores al otro progenitor. Lo hacen para que los hijos sigan teniendo madre y padre. No madre y hombre que viene a verme los sábados.
Esa es la diferencia entre luchar contra la Custodia Compartida y luchar por la Custodia Compartida.
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