lunes, 18 de agosto de 2014

Custodia compartida

 Antes, la mujer estaba relegada al hogar. A dedicarse a limpiar la casa, fregar platos, barrer, comprar y hacer la comida, etcétera. Vamos, a vivir en casa, segura y sin riesgos, mientras disfruta de los hijos. ¿Por qué no querría vivir un hombre así? Es una vida de lujo, de dedicar unas horas a limpiar una casa con la música de la radio. Entretanto, el hombre era el "liberado". Bueno, liberado, el que tiene que buscarse la vida trabajando 40 o 50 horas a la semana, sostener la economía familiar, pagar la casa, arriesgar su vida y no disfrutar del hijo.

 Tras luchas, no con mucho ímpetu que digamos, las mujeres se liberaron. Empezaron a trabajar más, aunque eso no redujo que los hombres trabajaran menos. Mucho mejor para todos, si las mujeres creen que arriesgar la vida para sostener la familia es "liberarse", ¡pues bienvenido sea!

 Fueron las propias feministas las que exigían acabar con esos roles. ¡Las mujeres sirven para mucho más que para criar hijos! Como si eso no fuese una loable dedicación. Pero venga, perfecto. No vayan a creerse que aquí se rechaza esto. Al contrario, todo aquello que quite carga y presión a los hombres, bienvenido sea.

 Así pues, lo consiguieron. Ahora es normal que ambos progenitores tengan trabajos remunerados de una u otra manera. Lo ideal hubiese sido que solo uno trabajase, vamos, como siempre, solo que no fuese siempre el hombre; pero no ha podido ser. Un gran cambio de mentalidad, las mujeres son tan capaces para trabajar como los hombres, y los hombres son tan capaces de criar al hijo como las mujeres.

 Entonces, tras toda esta revolución cabría esperar: bueno, se acabaron los cánones de género, solo importa que sean los progenitores. ¿Qué hacemos entonces en el divorcio? Pues como ambos son igual de capaces, ¡repartamos la guarda custodia entre los dos! Es lo coherente, son iguales, los dos quieren la custodia, ¿por qué quitarle al hijo la posibilidad de vivir con los dos progenitores?

 Y aquí, de repente, nos olvidamos de todo. La madre vuelve a ser la más capacitada para criarlo, merece quedarse con el hijo, y el hombre a trabajar y pagar, a hacer de burro, a sostener la economía pseudofamiliar. Cabría pensar: ¿quién si no las feministas estarían más de acuerdo que nadie en implantar la custodia compartida, y acabar con este despropósito?

 Pero no. Ni están ni se les espera. Las feministas son las primeras en luchar CONTRA la custodia compartida. Violencia de género lo llaman. ¡¿Violencia de género?! ¡¡¡Violencia de género es no dejar que el padre pueda estar con sus hijos!!! Ahí está el matriarcado echando bilis contra los hombres, todos somos culpables, solo servimos para trabajar y pagar los gastos del hijo, mientras la madre puede disfrutar de los hijos sin dar un palo al agua.

Lo siento pero no. No convencéis a nadie. La custodia compartida llegará y todos lucharemos para y por ella.

 ¡Custodia compartida ya!

No hay comentarios:

Publicar un comentario